Tus manos

Hoy pienso en tus manos,
en cuando las tenga sobre mí,
faltan días, escasas lunas para que recorran
mis ríos, mis mesetas, mis vientos, mi amanecer.
¿Cómo hago esta noche para silbar si mi respiración no tiene aliento?
¿Cómo puedo enloquecer de extrañar esas manos
que aún no me erizaron los pliegues de mi mente
ni aceleraron las construcciones de mi piel?
Falta nada, falta que algunos días se vayan de viaje,
faltan los pétalos caerse de mi rosa
 
antes de volver a germinar en vos.
No veo una estrella entre tanta marquesina que alumbre tu casa, pero
sé que estás ahí, envuelto en los miedos de lo que será enamorarse,
sé que estás ahí, aunque no me vengan a buscar tus luciérnagas curiosas,
sé que están ahí tus grillos dominando la trasnochada,
tus mariposas despertando en sol, o en do re mi.
Ahora cierro los ojos para escaparle al tiempo,
y vuelvo a ver tus manos mirándome, rozándome,
tocándome, despojándome de todo lo que soy
(de todo lo que fui),
haciéndome morir y renacer fénix sin alas
para volar porque estás aquí,
y no necesito escaparme más,
y no necesito llorar para entender,
y no necesito reírme de quien jamás podrá entender,
de quien jamás se sacará su mocasín,
de quien aún los gusanos no saben el atragante que les espera.

Hoy, ahora, tus manos se posan en mí, 
todo se eleva como bandera sin guerra,
como águila sin garras,
como un atardecer de luna llena que refleja otro cantar.

Andy Soito

Img: Sebastián Scott

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